Hace unos días, nuestro socio Antonio Hernández fue invitado a dar una charla en el ciclo Beers & Politics Sevilla para comentar el apasionante —y enrevesado— tablero político resultante del 20D. Preparando la charla, encontramos que una forma muy interesante de interpretar el 20D era introducir una dimensión urbana: el resultado varía sustancialmente según estemos en un municipio pequeño, grande o mediano. A continuación os mostramos cómo evoluciona el apoyo a cada partido conforme lo hace el número de habitantes.
Perfil de voto por tamaño de población
El carrusel superior muestra el porcentaje de voto a PP, PSOE, Podemos y C’s en función del tamaño de la población. Las barras están elegidas de modo que cada una de ellas concentra alrededor de un 5% del voto válido emitido el pasado 20D. Es decir: cada barra representa un grupo de votantes aproximadamente igual, pero las barras más a la izquierda corresponden a personas residentes en municipios de menor tamaño. La única excepción es la barra de más a la derecha, que corresponde a la suma de Madrid y Barcelona y que acumula alrededor del 10% del voto válido emitido. La línea horizontal corresponde a la media del partido en el global de la elección.
Las diferencias en la distribución de los votos son muy evidentes. El PP mantiene una línea bastante estable; esto indica que su apoyo es similar en todos los perfiles poblacionales. Los partidos emergentes, Podemos y C’s, tienen una implantación sensiblemente mayor en las ciudades de mayor tamaño. Y el PSOE está en el caso opuesto: cosecha buenos resultados en los municipios de menor tamaño y cede terreno conforme nos movemos a ciudades mayores.
El sorpasso urbano
Más ilustrativo aún es representar las cuatro gráficas anteriores en una sola, de modo que puedan compararse los resultados entre ellas:
El punto clave de esta gráfica está en el cruce que se produce entre PSOE y Podemos: por debajo de los 23.000 habitantes prevalece el PSOE, hay un rango donde ambos partidos empatan que se extiende hasta aproximadamente los 200.000, y para las ciudades mayores gana Podemos. Simplificando, la mayor diferencia entre el campo y la ciudad este 20D es que para el campo el segundo partido ha sido el PSOE y para la ciudad el segundo partido ha sido Podemos. Esto se debe tanto a la fortaleza de Podemos como a la debilidad del PSOE en los ámbitos más urbanos; tanto es así que en el último punto, que acumula Madrid y Barcelona, el PSOE es cuarta fuerza, por detrás incluso de Ciudadanos.
Tendencias 2011-2015
Vista la poco homogénea distribución del voto al PSOE, podemos preguntarnos si este comportamiento es un fenómeno tradicional o si se ha intensificado en los últimos años. Para ello, representamos la caída en porcentaje de voto al PP y al PSOE entre las elecciones generales de 2011 y 2015:
Ambos partidos se sostienen mejor en los municipios pequeños, donde C’s y Podemos tienen menor implantación. Sin embargo, mientras la caída del PP es relativamente homogénea, el retroceso del PSOE se acentúa en las ciudades más grandes, lo que indica que la brecha del PSOE entre los municipios grandes y pequeños ha aumentado en estos últimos cuatro años.
Conforme nos acercamos a la derecha, los tramos aglutinan cada vez menos ciudades de mayor tamaño, lo que da lugar a fenómenos influidos por algunas ciudades en concreto. Por ejemplo, el tercer grupo por la derecha, donde el PSOE aguanta mejor y el PP peor que en el resto de ciudades grandes, corresponde a 5 ciudades con entre 330.000 y 650.000 habitantes; en cuatro de ellas (Las Palmas de Gran Canaria, Palma de Mallorca, Murcia y Málaga) el PP ha obtenido tradicionalmente un resultado excelente y el PSOE uno relativamente discreto. Así, estar más o menos en la media del país, como ha ocurrido, representa una caída importante para el PP y una caída menor para el PSOE.
Algunas notas finales
La irrupción de Podemos y C’s en el panorama político español ha afectado a los partidos tradicionales de un modo evidente. Ahora bien, los partidos emergentes obtienen sus mejores resultados en la España urbana, teniendo en su consolidación en los municipios de menor tamaño un importante reto de futuro.
Por contra, el resultado del PSOE sí muestra una tendencia negativa conforme aumenta el tamaño de la población, tanto en resultado absoluto como si consideramos la evolución 2011-2015. El síntoma más evidente de esta ruralización del voto del PSOE es que la España más urbana ha preferido Podemos al PSOE como opción de izquierda.
A pesar de su retroceso, el PP mantiene un apoyo bastante homogéneo en el conjunto del país, por lo que la irrupción de los nuevos partidos en las ciudades no parece haberle afectado tan profundamente como al PSOE.
Por su parte, el buen resultado de Podemos en las ciudades no puede explicarse sin tener en cuenta las múltiples almas del partido, dado que una proporción muy importante de sus votos procede de sus distintas confluencias. Sobre este asunto, que también abordó Antonio en su charla, colgaremos un estudio en el blog de Dialoga en las próximas fechas.